Por: Victor Solano
Esta tarde recibí una llamada que me dejó helado. La Revista Cambio, uno de los medios emblemáticos del periodismo de investigación, era sepultado con un entierro indigno.
De igual manera, el diario HOY exhalaba también su último aliento en un mercado en el que quedó huérfano y sin identidad por el dominio claro de El Espacio y las amenazas de medios populares como Q’Hubo y Extra. En el caso de HOY no había mayor sorpresa porque ya se presagiaba su fin por las causas mencionadas anteriormente y además por la irrupción de ADN, producto que con su mesura y el corte muy 20minutos o de Metro (que ya dejó de circular), para ser leído por consumidores con afán, ocupaba un espacio conquistado antes por HOY.
Este diario era otro cuando era dirigido por un perro de caza del periodismo como lo es Édgar Torres, el mismo que se consiguió ‘la chiva’ (primicia) del operativo que daría con la muerte de Pablo Escobar en un tejado de Medellín. El Espacio es un líder indiscutible en ese periodismo donde lo insólito, lo procaz y lo arrabalero se funden en un mismo artículo.
Por parte de Cambio, esta tarde los teléfonos repicaban en varias extensiones y no contestaba nadie; los periodistas, nos cuentan, estaban todavía tratando de buscar explicaciones luego de saber que Rodrigo Pardo, su director y María Elvira Samper, la editora, quedaban cesantes sin mayores explicaciones.
La comunicación fría que salió en Portafolio, de la misma Casa Editorial El Tiempo (CEET), no daba muchos detalles más allá de justificar que los hábitos de los lectores han cambiado y que por ello las publicaciones serían sometidas a una revisión considerable. En el caso de HOY, la muerte es definitiva y en el de Cambio, una liposucción sanguinaria que promete una edición mensual mucho más ligera sin temas que afecten la tranquilidad de las pobres almas ¿las almas de los electores, acaso?…
Que se cierre Cambio (porque es inmoral usar eufemismos en casos como este que niegan el cierre) es una gran pérdida para la democracia porque independientemente de la opinión que se pueda tener por las posturas de sus columnistas, o de la concentración de la propiedad de los medios, de la línea editorial, si es un medio menos en un país que no tiene medios y varios de los pocos que tiene están comprometidos con el poder.
Cambio no era ajeno a las influencias de las veleidades del poder y a los susurros de los intereses, pero sus periodistas desafiando la propiedad y el linaje hicieron un esfuerzo enorme por hacer un periodismo provocador, perspicaz e intrusivo. El argumento del cambio de unos lectores que quieren pensar menos puede ser parcialmente cierto, pero así mismo un gran porcentaje de la masa crítica de este país veía en Cambio una alternativa a la hegemonía de Semana, Caracol, RCN y del mismo El Tiempo.
En la decisión de acabar con Cambio convergen muchas cosas como la llegada del Grupo Planeta que con su porcentaje mayoritario ha sabido cobrarlo caro y pasar la aplanadora por encima del humor (canceló para siempre y de un plumazo productos de parodia política como El Trompo), y está procurando sacar del espectro “todo lo que no sirva”, en otras palabras, lo que no le produzca ‘caraveladas’ de euros para llevar a España… (¿La historia se repite?).
También coincide con posibles cobros desde el poder. Cambio, con periodistas como José Manuel Reverón, fue la que destapó el último gran escándalo político del gobierno Uribe: Agro Ingreso Seguro y su carnaval de repartición de recursos públicos (subsidios que debía ser distribuidos entre familias pobres campesinas) a familias adineradas y en porcentajes desproporcionados.
Cambio fue, así mismo, la que reveló –con el liderazgo de sabuesos experimentados como Jorge González o Harold Abueta– la instalación de tropas estadounidenses en territorio colombiano. Cuando los militares negaba públicamente cualquier conato de bases en arriendo a EEUU, simultáneamente llamaban a averiguar dónde habían averiguado esa información.
Un medio como Cambio no fue complaciente y por el contrario se volvió muy incómodo para este gobierno y también para el de Hugo Chávez. Recuerdo mucho un viernes de poco trabajo por allá en 2004 cuando el cierre nos había agotado apenas unas horas antes en la madrugada luego de un jueves fatigante. Todos trabajábamos a media marcha preparando los temas de la semana siguiente y de pronto Chávez escupía uno de sus primeros morteros desde su labia incendiaria contra Colombia. Se rehizo la revista en pocas horas para cambiar el tema de portada. Desde ese momento, Chávez también profesa un odio adobado contra la revista.
La futuro de las revistas dentro del negocio que sueña Planeta no es halagüeño. A los españoles les incomoda esa línea y sienten que CEET las ha mantenido por nostalgias tontas o por pura torpeza. La próxima semana, el 9 de febrero, se reunirán los accionistas españoles y los socios colombianos para definir el futuro de otras publicaciones. Hemos sabido, por ejemplo, que Revista Enter también sale de CEET, pero no por ello dejaría de existir. Su director asumiría el riesgo de llevársela y desarrollarla por fuera. Suerte para ese proyecto, otro de los que tuve la fortuna de integrar. Si se llevan al equipo editorial se le pueden hacer buenos augurios
¿Qué pasará con DONJUAN en un segmento en el que SoHo (Publicaciones Semana) le lleva años luz en posicionamiento, venta de ejemplares e ingresos por publicidad?
Un abrazo cálido al equipo de Cambio, HOY y de otros medios que verán la guillotina del CIO de Planeta.
De igual manera, el diario HOY exhalaba también su último aliento en un mercado en el que quedó huérfano y sin identidad por el dominio claro de El Espacio y las amenazas de medios populares como Q’Hubo y Extra. En el caso de HOY no había mayor sorpresa porque ya se presagiaba su fin por las causas mencionadas anteriormente y además por la irrupción de ADN, producto que con su mesura y el corte muy 20minutos o de Metro (que ya dejó de circular), para ser leído por consumidores con afán, ocupaba un espacio conquistado antes por HOY.
Este diario era otro cuando era dirigido por un perro de caza del periodismo como lo es Édgar Torres, el mismo que se consiguió ‘la chiva’ (primicia) del operativo que daría con la muerte de Pablo Escobar en un tejado de Medellín. El Espacio es un líder indiscutible en ese periodismo donde lo insólito, lo procaz y lo arrabalero se funden en un mismo artículo.
Por parte de Cambio, esta tarde los teléfonos repicaban en varias extensiones y no contestaba nadie; los periodistas, nos cuentan, estaban todavía tratando de buscar explicaciones luego de saber que Rodrigo Pardo, su director y María Elvira Samper, la editora, quedaban cesantes sin mayores explicaciones.
La comunicación fría que salió en Portafolio, de la misma Casa Editorial El Tiempo (CEET), no daba muchos detalles más allá de justificar que los hábitos de los lectores han cambiado y que por ello las publicaciones serían sometidas a una revisión considerable. En el caso de HOY, la muerte es definitiva y en el de Cambio, una liposucción sanguinaria que promete una edición mensual mucho más ligera sin temas que afecten la tranquilidad de las pobres almas ¿las almas de los electores, acaso?…
Que se cierre Cambio (porque es inmoral usar eufemismos en casos como este que niegan el cierre) es una gran pérdida para la democracia porque independientemente de la opinión que se pueda tener por las posturas de sus columnistas, o de la concentración de la propiedad de los medios, de la línea editorial, si es un medio menos en un país que no tiene medios y varios de los pocos que tiene están comprometidos con el poder.
Cambio no era ajeno a las influencias de las veleidades del poder y a los susurros de los intereses, pero sus periodistas desafiando la propiedad y el linaje hicieron un esfuerzo enorme por hacer un periodismo provocador, perspicaz e intrusivo. El argumento del cambio de unos lectores que quieren pensar menos puede ser parcialmente cierto, pero así mismo un gran porcentaje de la masa crítica de este país veía en Cambio una alternativa a la hegemonía de Semana, Caracol, RCN y del mismo El Tiempo.
En la decisión de acabar con Cambio convergen muchas cosas como la llegada del Grupo Planeta que con su porcentaje mayoritario ha sabido cobrarlo caro y pasar la aplanadora por encima del humor (canceló para siempre y de un plumazo productos de parodia política como El Trompo), y está procurando sacar del espectro “todo lo que no sirva”, en otras palabras, lo que no le produzca ‘caraveladas’ de euros para llevar a España… (¿La historia se repite?).
También coincide con posibles cobros desde el poder. Cambio, con periodistas como José Manuel Reverón, fue la que destapó el último gran escándalo político del gobierno Uribe: Agro Ingreso Seguro y su carnaval de repartición de recursos públicos (subsidios que debía ser distribuidos entre familias pobres campesinas) a familias adineradas y en porcentajes desproporcionados.
Cambio fue, así mismo, la que reveló –con el liderazgo de sabuesos experimentados como Jorge González o Harold Abueta– la instalación de tropas estadounidenses en territorio colombiano. Cuando los militares negaba públicamente cualquier conato de bases en arriendo a EEUU, simultáneamente llamaban a averiguar dónde habían averiguado esa información.
Un medio como Cambio no fue complaciente y por el contrario se volvió muy incómodo para este gobierno y también para el de Hugo Chávez. Recuerdo mucho un viernes de poco trabajo por allá en 2004 cuando el cierre nos había agotado apenas unas horas antes en la madrugada luego de un jueves fatigante. Todos trabajábamos a media marcha preparando los temas de la semana siguiente y de pronto Chávez escupía uno de sus primeros morteros desde su labia incendiaria contra Colombia. Se rehizo la revista en pocas horas para cambiar el tema de portada. Desde ese momento, Chávez también profesa un odio adobado contra la revista.
La futuro de las revistas dentro del negocio que sueña Planeta no es halagüeño. A los españoles les incomoda esa línea y sienten que CEET las ha mantenido por nostalgias tontas o por pura torpeza. La próxima semana, el 9 de febrero, se reunirán los accionistas españoles y los socios colombianos para definir el futuro de otras publicaciones. Hemos sabido, por ejemplo, que Revista Enter también sale de CEET, pero no por ello dejaría de existir. Su director asumiría el riesgo de llevársela y desarrollarla por fuera. Suerte para ese proyecto, otro de los que tuve la fortuna de integrar. Si se llevan al equipo editorial se le pueden hacer buenos augurios
¿Qué pasará con DONJUAN en un segmento en el que SoHo (Publicaciones Semana) le lleva años luz en posicionamiento, venta de ejemplares e ingresos por publicidad?
Un abrazo cálido al equipo de Cambio, HOY y de otros medios que verán la guillotina del CIO de Planeta.
2 Realice Su comentario Aquí:
los medios amarillistas y populachos como q hubo y el espacio han desplazado en ventas a Cambio y semana, pero sabemos que quienes leen esos medios no tienen ni la menor idea de lo que sucede en el país
Eso era lo que pretendian los españoles de Planeta, acabar con la opinión, las denuncias y la critica de Cambio, adelante Rodrigo Pardo que gracias a Dios sigue semana y hay que apoyarla para que continuen las denuncias
Cambio ha sido víctima del neoliberalismo que no acepta los puntos de vista en contra del capitalismo. A la editorial Planeta le interesan medios como El País de España que es un periódico que se regodea en el fascismo más repulsivo y en la desinformación en torno a lo que atente a los intereses de los países imperialistas del Norte y de Europa.
La socialdemocracia y la izquierda pierden un semanario abanderado en la denuncia y la crítica objetiva.
La oligarquía, con el pragmático Uribe a la cabeza, debe estar de plácemes.
Ahora sí, con las mentiras mediáticas de RCN, CARACOL, EL TIEMPO, etc., que hacen de un demonio un ángel tienen las clases dominantes garantizado el referendo pasando por encima de la Constitución.
Abajo el oscurantismo de los medios sumisos!
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