Visitantes y trabajadores colombianos que laboran en territorio venezolano y que tratan de llevar productos alimenticios para el consumo familiar, se siguen quejando por la rigurosidad de los controles contra el contrabando que los militares del Ejército ejercen en la entrada al puente internacional Simón Bolívar.
Los más afectados son los colombianos que trabajan en San Antonio, como obreros, empleados y también mujeres que laboran en tareas domésticas, quienes con el dinero que se ganan con su trabajo hacen pequeñas compras de alimentos, pero los soldados se los retienen cuando van de regreso a sus hogares en Villa del Rosario, Los Patios, Cúcuta u otras localidades fronterizas.
En el punto de control ubicado entre la aduana de San Antonio y el puente internacional Simón Bolívar, diariamente se escuchan quejas e incluso se han podido observar discusiones entre personas que van de pasajeros o caminando hacia territorio colombianos y los soldados del Ejército, por la retención de algún producto alimenticio, principalmente.
“Pero usted me va a quitar un kilo de carne que es para mí” o “apenas es un kilo de arroz; esto no es contrabando”, son algunos de los alegatos que las personas esgrimen cuando el soldado que hace la revisión les dice: “eso está retenido”.
Una señora, que se identificó como Carmen García, de unos 55 años de edad, dijo que vive en Villa del Rosario y trabaja como empleada doméstica en San Antonio. Se encontraba en el citado punto de control tratando de hablar con un oficial del Ejército, para que le devolvieran un pequeño mercado que había comprado en San Antonio con el dinero que se ganó por su trabajo.
La mujer afirmó que no llevaba más de una unidad de cada tipo de producto alimenticio y el mercado era pequeño, pero aun así se lo retuvieron, por presunto contrabando de extracción.
Consideró que la retención de su mercado era un abuso por parte de los militares, y recordó que antes los venezolanos iban a hacer mercado en Cúcuta porque les salía más barato por el diferencial cambiario, y la Policía colombiana no se los quitaba, siempre y cuando se tratara de mercados familiares.
Las quejas por presuntos abusos y excesos cometidos por los militares del Ejército, tanto en el punto de control que está pasando la Aduana de San Antonio, como en el del Peaje, son “el pan nuestro de cada día”.
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