“Las empresas de la frontera venezolana pocas veces han manejado el salario mínimo con sus trabajadores, puesto que la escasez de mano de obra calificada y de personal en general para desempeñar cualquier actividad, obliga a pagar sueldos bastante elevados”, afirmó la presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio, Isabel Castillo.
Al ser abordada sobre el impacto que tendrá el incremento del salario mínimo en los sectores productivos de la frontera venezolana, Castillo dijo que el aparato productivo está pasando por una situación difícil y generar empleo ha sido un poco difícil. Se sabe que ha aumentado el desempleo por la situación económica del país y que el costo de la cesta básica está muy alto. El salario mínimo establecido por el Gobierno no satisface las necesidades del trabajador, debido a la inflación.
Sin embargo, señala que el sueldo mínimo pocas veces se ha manejado acá en la frontera, pues los trabajadores en cualquier área siempre han percibido ingresos por encima del sueldo mínimo. Además, desde hace un tiempo para acá, los trabajadores han abandonado sus puestos de empleo formales para dedicarse a actividades informales propias de la frontera, como la extracción de gasolina, productos alimenticios u otras mercancías, actividades ilegales que dejan mejor rentabilidad económica.
Las empresas que requieren mano de obra calificada extranjera se han visto obligadas a cancelar sueltos exorbitantes. “Si hablamos de mano de obra calificada en este momento se está pagando entre 25 mil y 30 mil bolívares semanales a un trabajador calificado del sector marroquinero, textil o metalmecánico. Por menos de eso, la mano de obra calificada que viene de Colombia no trabaja. El empresario tiene que cancelar esos sueldos en vista de esa situación que se presenta con la disparidad cambiaria entre el bolívar y el peso. Un buen trabajador calificado extranjero acá en la frontera se gana hasta 100 mil bolívares al mes, pero ese sueldo tiene que pagarlo en pesos”, dice la presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio.
Adicionalmente, ese trabajador calificado extranjero le exige al empresario que la cancele un seguro colombiano.
Castillo indicó que el alto costo de la mano de obra calificada extranjera ha conllevado a las empresas a reducir su nómina de trabajadores de manera significativa. Si antes tenían una nómina de 60 u 80 trabajadores, ahora tienen 10 o 12 personas. La industria está trabajando a media máquina por falta de personal, materia prima y demás insumos.
El encarecimiento de la mano de obra y también de la materia prima ha conllevado a los empresarios a trasladar ese sobrecosto al producto final, de allí que el precio de un bolso de cuero aumentara 3 o 4 veces en comparación con el que tenía meses atrás. En fábrica, un bolso ya no cuesta 3 mil o 4 mil bolívares, sino 8 mil y hasta 10 mil bolívares. Ese encarecimiento hace menos competitivo ese producto en el mercado nacional, porque hay localidades del país donde producen a menor precio, dijo la presidenta.
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