Qué hay detrás de los créditos ICETEX



Por: Eliseo Caballero

Se han preguntado ustedes, ¿por qué el Estado en lugar de invertir en la universidad pública y fortalecerla le destina los recursos en forma de préstamos a los estudiantes? 

Sencillamente porque fiel a las políticas públicas privatizadoras (neoliberales) que desarrolla, no le interesa una universidad financiada, sólida y digna, porque en ellas germina el pensamiento crítico e independiente que le resulta tan incómodo e inútil a los tecnócratas del libre mercado.

A partir del año 2005 el ICETEX se transformó en un banco de crédito educativo upaquizando el servicio educativo para que los estudiantes y las familias se endeuden y queden hipotecados a este sistema de crédito, mientras trabajan, si es que tienen la fortuna de conseguir un empleo. 

No por azar uno de sus artículos estatutarios dice sin rodeos que “el ICETEX podrá ejercer el cobro coactivo para hacer efectivo el pago de sus créditos”.

Como gran cosa se nos dice por parte del evaluador de sistemas educativos, Daniel Bedoya, en un artículo replicado en este blog, que mientras que en 2004 se alcanzaron a contabilizar un millón 68 mil estudiantes universitarios, en 2012 la cifra aumentó a un millón 921 mil, generando expectativas de progreso en la educación. 

Un “progreso” en cifras, de apenas 853 mil estudiantes en 8 años. O lo que es lo mismo, un promedio de 107 mil por año. Cifra irrisoria si se tiene en cuenta la matrícula de 1600 colegios públicos existentes en el país que arrojan, por decir arbitrariamente una cifra baja, cada uno 60 bachilleres, por ejemplo. ¿Dónde quedan entonces los 860 mil restantes? 

Lo que pone de manifiesto que la educación en nuestro país es una mercancía en su nivel superior a la que se ven imposibilitados de acceder este gran contingente de bachilleres.

Entre 2003 y 2009 el ICETEX ha financiado el estudio de un millón 65 mil colombianos, de los cuales la inmensa mayoría debe estar pagando esas hipotecas educativas, si partimos de la experiencia de que se concede a los estudiantes un año de gracia después de terminar los estudios, y el doble de tiempo de los estudios para el pago. Es decir, ocho años para las carreras técnicas de cuatro años, y diez años con esa piedra atada al cuello del patrimonio de una familia.

Con el agravante, y esto es lo más desalentador, de que muchos de sus mejores graduados están trabajando ahora mismo para saldar esas deudas en la informalidad o por un salario insignificante en labores distintas a su especialidad, un taxi o una mototaxi o una celaduría.

De esta manera, con la entelequia de los préstamos estudiantiles, el Estado abandona su responsabilidad social de proporcionar estudio gratuito a los bachilleres, y endeuda a los estudiantes por partida doble: les presta para la matrícula y para sus gastos de manutención. Así, una deuda de $30 millones al final de la carrera, se convierte por obra y gracia de la usura financiera del ICETEX en una deuda real de $60 millones. Con el agravante de que dada la escasa oferta de cupos en la universidad pública los préstamos del ICETEX, que son dineros públicos, van a parar en las arcas de las universidades privadas en desmedro de las públicas por la supuesta “carencia” de recursos del Estado. 

De acuerdo con estos términos, los préstamos del ICETEX resaltan la política neoliberal en el sector educativo dejando en evidencia, según esta práctica, que la universidad es una empresa, los rectores son administradores, los profesores son formadores de capital humano, los estudiantes son usuarios y los padres de familia son los clientes. 

Neoliberalismo puro y duro.

1 Realice Su comentario Aquí:

Anónimo dijo...

se nota que eres de izquierda,
como dijo el de comediantes de la noche cito "EL ESTADO ES UNA MIERDA" pero que es el estado "NO SÉ, PERO ES UNA MIERDA",