80.000 discapacitados de la región buscan oportunidades laborales

Las mellizas Leidy y Diana Carolina Duarte, nacieron con atrofia muscular. A la entrada de su casa se dedican a vender gasolina y asesorar estudiantes de primaria, pues no tienen más opciones laborales. (Foto LAURA SOTO /  La Opinión)

Las mellizas Leidy y Diana Carolina Duarte, nacieron con atrofia muscular. A la entrada de su casa se dedican a vender gasolina y asesorar estudiantes de primaria, pues no tienen más opciones laborales. (Foto LAURA SOTO / La Opinión)

En la casa de las Duarte Sánchez, en un barrio de Villa del Rosario, las cuatro hijas de Nilda tienen tareas definidas para aportar en los quehaceres del hogar.

Leidy, de 27 años, es la encargada de promocionar la gasolina en pimpinas. Desde su silla de ruedas y doblada ante la discapacidad que afronta desde que nació, tiene como misión avisarle a su mamá cuando llega un conductor a pedir el combustible. Aunque también, cuando los clientes escasean, vende minutos de celular. Nilda, al escuchar su llamado, deja de empacar la comida para perros que vende en San Antonio del Táchira para verter, por medio de tubos y botellas, la gasolina en los carros; con este producido más lo que gana en la comercialización de aceites para carros y líquido para frenos, trata de sostener sola a la familia.

Otra de sus hijas, Diana Carolina, también en silla de ruedas por la atrofia muscular que padece, gana $2.000 por cada hora que dedique a la asesoría de tareas de los estudiantes del colegio Luis Gabriel Castro, de donde ella se logró graduar como bachiller.

Y Natalia, de 12 años, es sorda y muda.  Ella es la encargada de avisarle a su hermana mayor el momento exacto en el que pasa la buseta con rumbo a Sevilla, en donde está estudiando una carrera técnica.

Así, entre pimpinas y comida de animales, pasan los días de esta familia, que ante la falta de oportunidades laborales para discapacitados en la región, se ha rebuscado la manera de subsistir.

Aunque no son hijas naturales de Nilda, ella las cuida, las consiente y las apoya como a las propias, Natalia y la joven estudiante.

Algo que tienen en común Natalia y Leidy es que a ambas les gusta coser, por lo que añoran que el Gobierno ofrezca programas que las incluya y así puedan ayudar a su mamá.

“A mí me gustaría profundizar en el bordado; mi mamá a veces me compra telas y yo practico acá en la casa, mientras vigilo la gasolina”, comentó Leidy, a la vez que su hermana en silla de ruedas agregó “a mí me gustaría trabajar en una oficina contestando teléfonos o algo así, porque mi discapacidad no involucra mis otros sentidos”, puntualizó.

Preparan proyectos en Durania y Puerto Santander

Ellas tres hacen parte de una estadística de personas con discapacidad en Norte de Santander que podría ascender a las 80.000, pero que según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística solo es de 25.000. De este número un muy bajo porcentaje ha sido empleado por las empresas de la región. El alto consejero para la discapacidad en Norte de Santander, Jesús Romero, reveló las cifras, mostrando intranquilidad, pues la poca ocupación y falta de oportunidades ha llevado a los discapacitados a no salir de las casas y por ende, a no ser contabilizados.

“A partir de los juegos paranacionales, que se efectuaron en diciembre surgieron muchas falencias para que los discapacitados usen el transporte, tengan hoteles especiales y puedan tener acceso a las calles, a los restaurantes y almacenes, entre muchos otros”, comentó el funcionario.

Él, en silla de ruedas por una caída en gimnasia, participó en las competencias paranacionales, obteniendo una medalla de oro en Boccia, por lo que siente como propio ser útil en cualquier actividad.

“Por eso creamos dos proyectos que fueron aprobados por el Gobierno. Consisten en piezas teatrales que se van a conformar entre discapacitados y personas convencionales; queremos unir las dos poblaciones para demostrar que la incapacidad solo es una barrera en la mente”, comentó Romero.

Inicialmente se crearán grupos teatrales en Puerto Santander con un proyecto denominado ‘La carreta del lector’ que incluye presentación de mimos y títeres.

El otro se presentará en Durania, bajo el nombre RecuperArte, que se basará en la aplicación de danzas y teatro, con el que esperan la motivación de las comunidades.

“Cuando se terminen los proyectos –a finales de marzo y abril- se quiere hacer una presentación teatral en todos los municipios para que los alcaldes se animen para apoyar”, puntualizó.
(Tomado de la Opinión)

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