Producir en la frontera Colombo-Venezolana

Se abre la posibilidad de establecer espacios fronterizos de producción para exportación

La situación actual en la frontera nos conecta con recuerdos de la niñez: la vida en los años 60' entre Cúcuta, San Antonio, Ureña, El Vallado, San Pedro del Río y Colón. Los estrenos de Navidad tienen ese recuerdo, el flux de la primera comunión, los mercados semanales, cargando ese peso en la mochila, incluida allí la carne fresca y rogando a Dios que no hubiera cola para que llegara a la nevera de Colón sin descomponerse.

Imagino ahora en similar vivencia a los niños que vienen de Cúcuta y de Maicao, sin entender claramente qué ocurre cuando les revisan las compras y a veces les decomisan parte de ellas.

Quienes descendemos de los que cruzaron la frontera para salvar la vida ante los conflictos internos de cada país, tenemos una percepción particular y distinta de la situación. Es difícil para quien sabe que su abuela nació en el Arauca, por el obligado exilio familiar, o que su madre nació en la Villa del Rosario, por la emigración forzada de los abuelos, no tener un poco más que agradecimiento hacia la patria hermana que cobijó nuestra posibilidad de existencia.

La lucha contra el contrabando, -o comercio no registrado- tiene que considerar esta realidad de vida en los mercados fronterizos de ambos países; tal como lo ha propuesto nuestro presidente Nicolás Maduro, la única forma sabia de abordar este problema es concebir la frontera como una oportunidad de producción para la exportación, y desde el Zulia acompañamos plenamente este abordaje.

Si cerrar más de 600 km de línea terrestre y la costa del Caribe es imposible, se nos abre la posibilidad de establecer espacios fronterizos de producción para la exportación, con la participación de empresas públicas y privadas, de producción social. Que generen empleo, que utilicen sus ingresos en moneda extranjera para producir y exportar, respetando las leyes venezolanas.

Sin dudas: producir es la única solución. Ese esfuerzo indispensable será como el judo contra el contrabando y sus aliados dentro de las mafias y dentro de la burocracia cómplice.