Habitantes, trabajadores y viajeros, que se desplazan diariamente desde el interior del estado hacia la frontera colombo-venezolana, se están quejando nuevamente por la pérdida de tiempo y los contratiempos que están generando las colas de vehículos que se originan para cruzar el antiguo peaje de San Antonio, por causa de los controles que ejercen los soldados del Ejército destacados en ese punto de control.
Durante los últimos días las colas de vehículos en sentido Peracal-Peaje se han convertido en un obstáculo, donde la gente pierde de una a dos horas para cruzar dicho punto de control del Ejército. En determinados momentos, sobre todo en las horas pico, las innumerables filas de vehículos que se originan por la amplitud de la calzada, se extienden desde el Peaje hasta cerca de la alcabala de Peracal de la Guardia Nacional.
En los tres canales de circulación, los soldados prácticamente revisan vehículo por vehículo, lo que hace extremadamente lento el paso. No hay requisa selectiva, y si han de chequear el equipaje o las bolsas de mercado que lleva algún pasajero, lo hacen sobre el mismo canal de circulación, aun cuando hay espacio suficiente para apartar el carro hacia el costado de la vía.
Los viajeros y trabajadores que diariamente se desplazan hacia San Antonio, Ureña o Cúcuta dicen que las colas son insoportables, ya que no hay fluidez. Además, quien va hacia Cúcuta también debe soportar la larga cola para atravesar los puntos de control de la Aduana y la entrada al puente internacional Simón Bolívar.
Igualmente, las familias de los municipios Bolívar y Pedro María Ureña que por obligación deben acudir a San Cristóbal a comprar los productos de la cesta básica, porque en la frontera venezolana es muy poco lo que consiguen, continúan quejándose porque los soldados del Ejército destacados en el punto de control del Peaje siguen tratando a todos como “bachaqueros” o contrabandistas.
Además, cuando alguna familia lleva más de dos unidades de un mismo producto alimenticio los militares quieren retenerlos, aduciendo que no está permitido. Madres y padres de San Antonio y Ureña dicen que no saben qué hacer para alimentar a su grupo familiar, porque en los comercios de la zona pocas veces encuentran artículos como harina de maíz, azúcar, arroz, aceite y otros rubros de primera necesidad. Si corren con suerte y en los comercios de San Cristóbal logran que les vendan más de dos unidades de estos productos, corren el riesgo de que en el peaje los soldados retengan el mercado.
Dicen que hay grupos familiares que están integrados por 7, 8 o incluso más personas, y por supuesto que dos kilos de harina precocida no alcanza para el consumo de la semana. “Nosotros no podemos estar subiendo día por medio a San Cristóbal a comprar dos kilos de harina, y cuando hacemos las compras semanales y por suerte logramos que nos vendan más de dos kilos, entonces los soldados los quieren quitar con el pretexto de que es contrabando. Eso es un abuso”, comentó una madre de familia que pasó por esa situación.
Agregó que las autoridades militares que comandan a los soldados del Ejército destacados en los puntos de control de la frontera, Defensoría Pública y demás órganos correspondientes, deben de revisar esta situación y también verificar qué hacen con la mercancía que el Ejército retiene en la frontera, porque hay muchas dudas al respecto.
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