Darío Jaimes junto a dos de sus hijas en la casa donde reside actualmente en San Antonio del Táchira.
Por: Dimas Cañas Vargas
Al maestro Darío Jaimes se le vienen haciendo todo tipo de homenajes y se le muestra a conveniencia como una reliquia viva por parte de los gobiernos regionales y por compiladores de hechos y personajes regionales como Gerardo García, y nada más; pero nadie se acuerda que este bardo y testigo excepcional de una generación prácticamente extinta, patrimonio latente de nuestro inmediato pasado cultural del Siglo XX, va a la plaza de mercado, acude a los servicios asistenciales de salud, paga sus impuestos y sus servicios públicos, necesita trasladarse de un sitio a otro, y renovar su vestuario y su calzado.
Personalmente pienso que ya está bueno de tanto manoseo con el hijo más ilustre de Villa del Rosario que vive autoexiliado en San Antonio del Táchira.
¿Por qué, aprovechando la buena disposición y el respeto que ha mostrado el alcalde Carlos Socha por los valores regionales, y la renovación en buena proporción del Concejo, no se gestiona través de un acuerdo municipal la asignación de una pensión vitalicia para nuestro cantautor?
Esa sería la mejor exaltación a quien 'bajo el cielo sanantoniense' merece el reconocimiento de sus paisanos.
Queda notificado el concejal Víctor Galvis para la ponencia de este proyecto.
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