08 octubre 2012

Más de 70 años entre notas musicales


El profesor Gerardo García, el maestro Darío Jaimes, creador del Himno de Villa del Rosario y el maestro Francisco Antonio Barrera Maldonado. 

Va por ahí, se le viene una melodía a la cabeza, la silba y cuando llega a casa la escribe en el pentagrama, y listo. La inspiración para hacer pasillos, valses, pasodobles, bambucos y otros aires le nace así de repente al maestro Francisco Antonio Barrera Maldonado.


Nacido en 1929, en Cucutilla, llegó muy pequeño a Villa del Rosario con sus padres, porque debido a la violencia política  pasaron a Lourdes y de allí posteriormente al municipio histórico.

Pero ‘la política’ siguió atormentándolo. Hoy, en su apacible vivienda de San Antonio (Venezuela), desde donde se asoma y divisa al querido municipio histórico rosariense, insiste en preguntarse el porqué sus copartidarios conservadores lo tuvieron entre ojos, hace ya muchísimos almanaques.

El presidente Belisario Betancur (1982-1986) conoció el caso de la extraña persecución contra Barrera. 

Al maestro que desde muy pequeño se le ha medido a la música, lo nombraron en aquél tiempo como  profesor de música y organizador de coros en varios colegios rosarienses.

-Los concejales se peleaban la cabeza mía, pero yo no estaba haciendo política. Porque ni político soy. Lo que estaba haciendo era cultura. Enseñando en los actos musicales, relató, mientras movía los brazos y fijaba la mirada como escudriñando el pasado.

Al maestro Barrera Maldonado, quien fuera el encargado de hacer la partitura del Himno de Villa del Rosario, aún hoy no le cabe en la cabeza el hecho de haber sido perseguido por los conservadores, los mismos cuyas ideas él compartía.

En esas rarezas de la política, Mario Arcos, quien estaba en la orilla opuesta, pues militaba en el liberalismo, salió en defensa de su contradictor.

-Le escribió un telegrama al presidente de la República (Belisario Betancur) diciéndole que si por ser conservador tenían que botarlo. Él contestó que no se tenía por qué botar a una persona que fuera liberal o conservadora, es el recuerdo que extrajo de su memoria.

Pero no hubo poder humano que hiciera cambiar el destino. A Barrera lo echaron del puesto de cultor y promotor de la cultura, perdiendo la batalla que le montaron en el Concejo.

Confundido por la extraña situación, y luego de casarse con María Irma, cruzó el río Táchira y se estableció en la fronteriza tierra venezolana.

En contraste, la vida dio un giro a favor. “Después de que me vine para Venezuela, me metieron por medio de la música al Central Azucarero”. 

-Yo cobraba y me daba pena. Iba a cobrar y les decía, pero póngame a hacer algo. Deme un machete al menos.

Y me contestaban:
-Usted despreocúpese.
-Usted no tiene sino qué cobrar.
-A mí me daba pena.

-Entonces me pusieron a darles clases a niños pequeños en la escuela infantil del central azucarero. A los hijos de los obreros los enseñaba a tocar guitarra, cuatro, melódicas y flauta dulce.

El maestro Francisco Antonio Barrera con su amigo Carlos J. Acevedo


A los 14 años compuso el primer pasillo, el cual tituló como El Eléctrico. Su padre fue pieza fundamental en los inicios del mundo musical, aspecto que está lleno de anécdotas, que él mismo describió.
-Cuando yo escuchaba una pieza musical, llegaba a la casa y me sentaba en el armonio a tocarla con un solo dedo y la sacaba. Mi papá, que me ponía cuidado, me dijo: ‘es que usted quiere aprender’. Le dije, si me enseña. De una vez, en un tablero, recuerdo tanto, la primera escala que me puso fue música sacra, en gregoriano.

Como el armonio que su papá tenía en la sastrería no era suficiente para la cantidad de alumnos que llegó a tener, a Francisco Antonio le tocó irse a hacer prácticas en el que había en la iglesia.

Demostrando que las musas de la música son amigas suyas desde la adolescencia, dijo que en ocasiones se ponía tocar notas que imaginaba, situación que su padre le corrigió, diciéndole que debía interpretar ciñéndose a las partituras escritas.

-Recuerdo tanto que mi papá me encomendó para que cantara la primera misa de un 24 de diciembre, con el padre Ruán. Porque él era director de la banda de Villa del Rosario y se iba para Cúcuta a cumplir un contrato.

-Pero resulta que unos amigos me dicen Barrera, usted tiene 50 centavos para comprar una botellita de ron y vamos y nos la tomamos.

-La compramos y les dije que no me dieran sino un vasito de ron con cola porque tenía que irme.

-Me he tomado ese vasado y me emborraché. Estaban dando el segundo para la misa y yo todo borrachísimo. Me daban café, me daban de todo, alkaseltzer y yo vomite. Mi mamá estaba afanada y mio papá me regañó y me dijo: ‘Yo lo dejé a usted con una responsabilidad. Yo no voy a ir, usted verá como sale’.

-Me senté en el armonio de la iglesia y mi interpretación salió perfecta. Cuando terminó la misa, el padre Ruán me felicitó por cantar esa misa en latín. Además, yo salí bueno y sano de la misa.

Alcanzar esa perfección en gregoriano le costó 20 días de sacrificio, pues sentaba a las 6:00 de la mañana frente al armonio y se levantaba a las 6:00 de la tarde, en las clases de alta intensidad que su padre le dio para que se fuera para Lourdes.

De su paso por la tierra lourdense también hay un pasaje curioso que el maestro Barrera comentó graciosamente.

-Llegué a Lourdes y recuerdo tanto que a la segunda noche, mientras estaban rezando el santo rosario, me recosté en el armonio y me quedé dormido. 

-Cuando llegó la hora del canto del salve, el padre gritaba salve y le daban duro a la campana y yo dormido encima del armonio.

Al fin mi cuñado me dijo Antonio, Antonio, yo me desperté y canté la salve. Pero duré un rato en bajar, pues todos los padres estaban esperándome para tomarme el pelo. 

-En ese entonces había que cantar a capela, no había micrófono ni nada de eso. Había que tener una voz fuerte para que lo escucharan a uno.

Aires de mi tierra


El programa Aires de mi tierra que hoy se transmite por la emisora de la Universidad Francisco de Paula Santander, lo inició el maestro Francisco Antonio Barrera Maldonado, en compañía de otros músicos el 6 de enero de 1958.

Este pasaje de su vida lo relató para mostrar que la música la ha llevado en las venas y que no sabe hacer otra cosa. 

-El programa surgió en Villa del Rosario. Estábamos en la casa de Alejandro Contreras, hasta donde llegó Ramón Rodríguez Gómez, el locutor que trajeron de Bucaramanga para la emisora la Gran Colombia. Me mandaron a llamar y me lo presentaron. Tocaba guitarra, fenomenal. Yo llevé mi acordeón.

-Después llamamos a Ciro Rodríguez. Él llevó el clarinete. Llamamos a Cabeza de Hacha. De pronto llegaron Toto Miranda y José Miranda. Y todos nos pusimos a tocar. Hubo aplausos y  unos traguitos. Al rato se presentaron el compadre Chepe Granados y Simón Granados.

-De pronto Ramón Rodríguez, nos dice: ¿por qué no hacemos un programa en la radio? Entonces Simón y Chepe Granados dijeron: ¡Pues nosotros ponemos el carro!

-El bus se llenó de gente y nos fuimos para la Gran Colombia y ahí hicimos el programa Ecos de Colombia, que luego fue Alma de Colombia.

Dentro de las 100 producciones musicales que tiene Barrera Maldonado se destacan Recuerdo a Lourdes, El clarinetista, Hesli la patinadora, Pacho Parada, La hora nuestra, La vieja Tana, Mis 80 años, La Negra, Nonos y abuelitos, El marrano.
Tomado de la Opinión

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