Don Pedro es una guaca de nuestra memoria histórica, pues es un testigo de excepción de 3/4 partes del Siglo XX. Tuvo participación activa en los acontecimientos más importantes que marcaron la historia regional al lado de connotados personajes de entonces que lo llevaron a un exilio involuntario en Venezuela. Pertenece a una genealogía de rosarienses puros como consta en los archivos eclesiásticos de la parroquia que datan de antes del terremoto de 1875. Atemperada la degollina partidista regresó a su ciudad natal en la década del 60 y desde entonces su beligerancia no ha sido indiferente a los periodos vergonzosos de la diáspora coica. Su personalidad contestaria y el arraigo por su pueblo lo acreditan como un ícono vivo digno de nuestra estirpe. Como si fuera poco, está dichosamente casado con una paisana excepcional, Teodora Jaimes, prima hermana de nuestros insignes trovadores Darío y Fernando Jaimes, coautores del himno regional que honra a los rosarienses.
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Don Pedro es una guaca de nuestra memoria histórica, pues es un testigo de excepción de 3/4 partes del Siglo XX. Tuvo participación activa en los acontecimientos más importantes que marcaron la historia regional al lado de connotados personajes de entonces que lo llevaron a un exilio involuntario en Venezuela. Pertenece a una genealogía de rosarienses puros como consta en los archivos eclesiásticos de la parroquia que datan de antes del terremoto de 1875.
ResponderEliminarAtemperada la degollina partidista regresó a su ciudad natal en la década del 60 y desde entonces su beligerancia no ha sido indiferente a los periodos vergonzosos de la diáspora coica.
Su personalidad contestaria y el arraigo por su pueblo lo acreditan como un ícono vivo digno de nuestra estirpe. Como si fuera poco, está dichosamente casado con una paisana excepcional, Teodora Jaimes, prima hermana de nuestros insignes trovadores Darío y Fernando Jaimes, coautores del himno regional que honra a los rosarienses.